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sábado, 25 de diciembre de 2010

VIDA - 7 -

     Lorena estaba pensativa. Dando pequeñas vueltas y balanceos sobre la silla del estudio de su casa. No paraba de culparse. Si hubiese reaccionado un poco más rápido habría preparado con tiempo el equipo y hubiese podido grabar a Lorenzo. Quizás él hubiese estado ahí esperando, para darle alguna señal de lo que tenía que hacer ahora.
     Había pensado en ir habitación por habitación del hospital buscándolo. Pero no, era un disparate. Solo en montar y desmontar todo el equipo se le iban horas, por no hablar de lo delicado que son los sensores, y que con cualquier pequeño golpe hubiese hecho añicos piezas que se tardan años en reparar y dejar listas para su nuevo uso. Tenía las pruebas que necesitaba para consolidar y demostrar todas las teorías de su maestro. Pero aún así, le hubiese gustado tener ese pequeño homenaje con él, grabar el comienzo de su viaje.
     Pero si algo había aprendido de aquella experiencia es que no debía volver a bloquearse o las oportunidades pasarían ante sus narices, escapándose para no volver.
El hecho de que alguien llamase al timbre de la puerta la ayudo a salir de su éxtasis reflexivo. Se puso las zapatillas, se acomodó su pelo en un moño con un par de pasadores, y fue a abrir la puerta.
Cuando abrió se encontró con un hombre apuesto, de pelo castaño oscuro, bien recortado. Buena estructura osea, serio, y un físico que denotaba fuerza. Se presentó:

-Buenas, tardes, ¿Lorena?. Me llamo Enrique Quijer. Soy capitán del ejército, y colaborador con el proyecto “Luminoss”.-

-¿El tratado de “Luminoss”? Creía que sólo era una leyenda urbana. -

-Bueno, con el tiempo, han ido añadiendo detalles fantasiosos sobre lo que es nuestro proyecto. Lo único que pretendemos es crear una plataforma de colaboración entre distintos organismos de los países más influyentes del planeta para asegurarnos de que ningún descubrimiento científico caiga en malas manos.-

-Pues no entiendo que hacen aquí. Lorenzo Benquimia y yo nunca hemos trabajado en ningún proyecto bélico. Es más, ninguno de nuestros descubrimientos tienen ninguna aplicación destructiva o de “dominio mundial”, si es lo que piensan ustedes.-

-Eso tendremos que decirlo nosotros después de finalizar los análisis.-

-¿Cómo...-

Lorena no pudo terminar la frase, ya había hombres entrando en su casa, con orden judicial por delante. Empaquetando todo lo que había en casa de Lorena. A Lorena se le rompía el alma por la impotencia. Todo los esfuerzos de su vida, y de la vida de Lorenzo, empaquetados en vulgares cajas para que unos ineptos jugasen a científicos y jueces. Enrique, que pudo ver la palidez que adquirió la tez de Lorena, intentó calmarla:

-No se asuste. Todo es un proceso rutinario. Solo nos aseguraremos de que lo que han descubierto no pueda perjudicar a nadie. Es muy sencillo. No alteraremos sus resultados. De hecho, en otras ocasiones los propios científicos han colaborado con nosotros en el análisis...-

-Llevenme con ustedes.-

-¿Como dice, Lorena?-

-Este material es lo mas delicado que existe en el mundo. Tan solo Lorenzo y yo eramos capaces de manejarlo correctamente sin dañarlo. De hecho, las aplicaciones que han tenido a la industria tuvieron que ser supervisadas por él en persona. Y en más de una ocasión tuvimos que desplazarnos para reparar equipos nosotros, porque los técnicos nunca llegaban a comprender la verdadera naturaleza de este equipo. Esto es todo lo que queda de la vida de Lorenzo. No dudo de su palabra y su profesionalidad, pero si por desgracia se perdiesen los frutos de su esfuerzo... no sé si yo podría conseguirlo de nuevo, sola.-

-De acuerdo. Veré lo que puedo hacer.-


lunes, 13 de diciembre de 2010

VIDA - 6 -

     Lorenzo abrió los ojos. O al menos pensaba que lo había hecho. Se sentia extraño... ligero, como si su cuerpo fuese una hoja verde movida por el viento.
Miró a su alrededor. Estaba en un llano, descalzo, y creía que desnudo. Bajo sus pies había un manto de corta hierba aterciopelada que al compás del movimiento del viento cambiaba en tonalidades turquesas y al momento doradas. Cerca había una especie de arboles verdes, de superficie lisa y ramas encaracoladas que terminaban en puntas redondeadas, y de vez en cuando algún insecto luminoso saltaba rápido entre los arbustos.
     Podía sentir el tacto de la luz y sus colores en toda la piel se su cuerpo y como esta se dejaba mecer por una pesada brisa sedosa que acariciaba con mimo su cuerpo usando paños de color.
¿Dónde estaba? ¿Qué había ocurrido? Se esforzaba en recordar, y podía visualizar en su interior todas sus lineas de pensamientos y recuerdos buscándose las unas a las otras para poder explicar que ocurría.
Todas las lineas comenzaron a centrarse en un solo punto con fuerza y velocidad, hasta formar una palabra. Lorena. Ese no era el análisis que quería realizar para saber donde se encontraba, pero fue como si la presencia de Lorena estuviese allí, y desviase el cauce de su mente.
     Sí, ahora estaba seguro. Podía sentirla muy cerca. Estaba allí.
Entornó los ojos en una dirección, como cuando intentaba leer sin sus gafas. Y junto a una roca cubierta de musgo nacarado observó como algunos colores de la luz y algunas corrientes de aire aminoraban el paso para crear una forma.
     Era muy ambigua, y cualquiera lo habría confundido con un remolino de viento. Pero después de tantos años trabajando codo con codo, no le cabía duda. Lorena, la que había sido casi su única familia en toda su vida, estaba en ese lugar. Debía estar tomando datos todavía. Si era así, tenía una oportunidad de comunicarse con ella, de darle información privilegiada.
     Intentó caminar hacia ella pero el efecto que se producía al moverse sus pies con respecto al suelo era distinto de como solía ser en el lugar del que provenía, el mundo de los vivos. No era capaz de controlar la fuerza de sus pasos, sus piernas tampoco se adaptaban como esperaba a su voluntad. A momentos se quedaba bloqueado, para seguir con un salto descontrolado, o dar pasos hacia atrás. Pero ello no debía ser obstáculo para el. Ágil analizaba cada error, para no repetirlo, y paulatinamente iba acercándose a Lorena.    Ya casi lo había logrado, estaba muy cerca. Solo tendría que hacerle algunos gestos para que los monitores detectasen su movimiento. Fue entonces cuando Lorenzo notó que una mano se dejó sentir sobre su hombro.

martes, 23 de noviembre de 2010

Y ahora... ¿Qué?

Bueno, siento mucho el no poder escribir cada día en mi blog, y crear tanto suspense durante tanto tiempo.

Ahora, lo que me queda por saber es:

1.- ¿Os ha gustado?
2.- ¿Quereis que la historia continue, o creeis que este es un buen punto para dejarlo y empezar con otra?

     Bueno, en función de vuestras respuestas, así haré. Y me esforzaré por escribir con mas frecuencia.
Hasta pronto.

VIDA - 5 -

     Podría decirse que lo que vio aquel día Lorenzo fue lo más hermoso de su vida. En la pantalla del ordenador se veía como surgía unos hilos nacarados que daban lugar a una silueta sobre el cuerpo del fallecido. Sus brillos eran igual que observar una aurora boreal bañada en plata.
     Las lágrimas surcaban sus arrugas marcadas, siguiendo las lineas de sus labios que ardían de alegría.
- Lorena... esto es... no se que puedo decir. He imaginado miles de discursos para cuando este acontecimiento tuviese lugar. Pero ahora...-
     Lorena cogió con suavidad la mano de Lorenzo. Y le regaló una mirada intensa llena de emoción contenida y regocijo.
- Espere, Lorenzo. Aún hay más.-
     Lorenzo siguió mirando la pantalla. Debía saborear cada imagen que esta reproducía. Fue entonces cuando observó que la silueta brillante miraba a su alrededor, como si hubiese algo más. Entonces, esta clavó su mirada ( o lo que debería ser su mirada, pues no tenía tanto detalles la imagen) en un punto fijo. Posteriormente, la silueta de un brazo, también luminoso, apareció por el margen de la pantalla. Este brazo extendia su mano hacia la siluesta del paciente fallecido. Él, cogía esa mano. Y seguidamente, como un rio de luz, desaparecía por el mismo lateral donde apareció el otro ente.
     A Lorenzo le dio la sensación de que su corazón iba a explotar por la fuerza con la que latía. Esto sobrepasaba todas las expectativas que tuvo cuando planificó el experimento. Sobrepasó incluso las expectavias de toda su vida. Había considerado cientos de posibilidades con respecto a los resultados. Pero nunca pensó que se produciría tal punto de inflexión. ¿De quién era aquella mano? ¿A dónde se llevo al sujeto observado?
     Sin darse cuenta, Lorenzo estaba pensando en voz alta de nuevo, de pie, en mitad de la habitación. Vio como Lorena tenía los ojos llenos de alegres lágrimas. Tenía ganas de saltar, de bailar, de gritar. De correr por los pasillos, por las calles, llamando puerta por puerta para comunicar su descubrimiento. Quería estar en todos los lugares del mundo, con todos los que conocía al mismo tiempo. Pero... ya no sentía esas explosiones dentro de su pecho... su corazón acababa de detenerse. Cayó fulminante sobre el suelo. Ni un solo latido en su interior.
     Aún tenía conciencia de lo que sucedía a su alrededor. Veía a Lorena, con todo el equipo médico a su lado. Veía como Lorena comprendía todo lo que estaba ocurriendo. Pero su rostro no reflejaba ninguno de los sentimientos que Lorenzo había observado en funerales y entierros a lo largo de su vida. No. Esa expresión era nueva, fruto del descubrimiento. De la certeza del viaje que comenzaba Lorenzo Benquimia. Por el descubrimiento de ese día, habia nacido un nuevo sentimiento que jamás había existido antes, y que poblaría el corazón de todas las personas para siempre.
- Una hora y cuarenta minutos desde el último infarto- dijo uno de los doctores.
     Una hora y cuarenta minutos. Cien minutos en total. Le habían regalado cien minutos de vida, tal y como deseó. Ahora su sentimiento era de agradecimiento hacia todo el universo. Gracias. Era lo único que se formaba en su mente mientras las imágenes de la habitación se nublaban. Tan sólo una imagen se mantuvo nítida unas fracciones de segundo más. Lorena.
     Después de desaparecer todo rastro del mundo que conocía, una extraña sensación recorría todo su cuerpo, volviéndose más intensa a cada momento. Como si todo su cuepro se hubiese convertido en una colosal catarata que se derramaba hacia su propio interior, arrastrándolo con fuerza, pero sin sentirse agredido en ningún momento. Pero...¿cómo podía sentirse arrastrado por su propia esencia hacia su interior? Lorenzo disfrutaba con todo su ser cada momento de todo lo que ocurría. Cuando la cascada dejó de fluir hacia su centro, sintió que su ser florecía mas allá de donde sintió por última vez la coherencia de su ser. Surgía de nuevo, nacía de nuevo como pura esencia de si mismo, como la pura energía que siempre mantuvo a su cuerpo con vida.

domingo, 14 de noviembre de 2010

VIDA - 4 -

     Lorenzo reclinó el respaldo de su asiento para ver el monitor del ordenador con el que trabajaba Lorena. En el monitor se podía ver la parte de la habitación donde se encontraba la cama del paciente, pero debido a los filtros que se habían aplicado con el software, todo lo que aparecía en la pantalla se veía en tonalidades verdes oscuras.
     Todo, excepto el paciente que mostraba tonalidades entre rojizas y anaranjadas. Pero estas tonalidades iban apagándose poco a poco con los latidos de su corazón. Hasta que finalmente, sonó por última vez. Después sólo se distinguían tonalidades verdes en la pantalla.
     Lorenzo no era capaz de respirar. Lorena tecleaba para transformar los datos tal y como su maestro le indicó. Sus dedos temblaban sobre cada tecla. Era como si no tuviese fuerza en las manos. La vista se le nublaba con tanta tensión. En más de una ocasión tuvo que rectificar algún dato. Esforzaba al máximo su capacidad de concentración porque cada segundo que pasaba, la posibilidad de obtener resultados se iba alejando. Sólo se escuchaba el teclear de Lorena y los motores de los ordenadores. Por lo demás, silencio.
     Por fin terminó de ejecutarse el programa informático.
Lorena observó la pantalla. Su cara se transformó conforme observaba el monitor. Pero su expresión no duró mas de unos segundos.
     Cuando se volvió para hablar a Lorenzo, este estaba con la mirada perdida, ida, la piel pálida, sin respirar. Lorena pulsó el botón de emergencia. Inmediatamente se pasó del silencio al caos en la habitación. Los efermeros y los médicos trajeron todo el equipo de emergencia y acostaron a Lorenzo en una cama.
     Lorena intentaba no molestar, pero por dentro no dejaba de gritar el nombre de su instructor para la vida, su mentor para la madurez, maestro para la razón, profesor del espíritu y catedrático en amistad. Gritaba su nombre una y otra vez. Todo desde la discreción de sus pensamientos. Mientras, en el interior de Lorenzo sonaba su propia voz que decía:
-No. Ahora no es el momento. Maldición. He vivido cien años para llegar hasta aquí. Es que no voy a poder vivir aunque sólo sea cien minutos más. Cien minutos sólo, para ver el resultado de toda una vida. Es que un ser humano no tiene derecho a ver los frutos de sus esfuerzos. Cien minutos, sólo cien.... cien años y cien minutos, cien...-

-Cien... ¿Qué?. De qué quiere cien. Ya no tiene edad para muchos trotes.-

     Esa voz era la de Lorena. Sonaba cerca. Sentía la dulce vibración de su voz dentro de su cabeza. Entonces sintió de nuevo sus ojos, pero unos pesados parpados impedían abrirlos. Poco a poco lo consiguió. Pudo ver una habitación con luz tenue. Y una figura, ligeramente borrosa, sentada junto a él.
-Mi querida Lorena. Creo que me he implicado demasiado en el experimento. Tanto, que por poco paso a formar parte de él... Lo he arruinado. Por mi culpa no hemos podido recoger los datos a tiempo.-

Lorena rió levemente, con alivio. Cogió su ordenador portatil, lo abrió y se lo mostró.

sábado, 6 de noviembre de 2010

VIDA - 3 -

     Profesor y alumna ya llevaban una hora de diálogo enriquecedor. Y Lorena, necesitaba confirmar sus sospechas respecto al experimento.

- Entonces, Lorenzo, ¿Cuál es su pretensión tomando los datos de esta persona viva?, ¿Cómo puede reforzar esto su creencia en la existencia de la vida después de la muerte?-

     Lorenzo, que estaba analizando algunas de las notas obtenidas, alzó su mirada erudita de sus papeles, y una vez más miró con satisfacción  a su alumna.

- Es muy sencillo. Tanto, que incluso dudo de mí mismo. Verás... Si observas un cabello que se mueve a través del aire, no puedes afirmar que estás ante un ser humano. Lo mismo ocurre con algo de piel o unas gotas de sangre. El ser humano es la suma de todas sus partes. Desde el nivel molecular, pasando por el celular hasta llegar al nivel orgánico. Una gran cantidad de texturas, funciones, sustancias y efectos que,  en su conjunto moldean un ser humano.-

- Sí, le comprendo. Pero todas esas partes pueden observarse con facilidad, y es un hecho que existen. Sin embargo, no es posible examinar las partes de un espíritu, pues ni siquiera sabemos a ciencia cierta si existen.-

- Lorena, he dedicado toda mi vida ha construir las herramientas necesarias para ello, sin darme cuenta. Inventé el detector de energía "versus" y al mismo tiempo descubrí esta energía en sí, que se encuentra en abundancia en nuestro entorno. La ley de "gravedad fragmentada", que afecta al comportamiento de todos los tipos de energía. El "sustrato anti-versus", la "marea negativa", las "vibraciones perpetuas", y un largo etcétera en torno a estos logros. Mas lo único que pretendía era encontrar indicios que demostrasen la existencia de la vida después de la muerte.
     Sin embargo, mis observaciones no eran concluyentes. No obtuve los resultados que esperaba. Por supuesto, hasta hoy no me he percatado de que estaba contemplando pinceladas de lo que realmente quería encontrar. Verás - Lorenzo se levantó lentamente de su asiento para acercarse al convaleciente, y poder expresar con más facilidad sus deducciones- lo que estamos haciendo ahora, es tomar todos los datos posibles de esta persona. No sólo de aquello que yo descubrí, sino también de aquellas fuerzas y sustancias que se han tenido en cuenta desde siempre. De esta forma, obtenemos una suma de una gran cantidad de partes. Cuando nuestro colaborador muera, se producirá una ruptura. De esta, una gran parte de los datos, los relativos a su cuerpo y su vida actual, dejarán de ser activos y por lo tanto, de ser útiles o válidos. Pero aquellos que estén lo bastante ligados a su alma, continuarán formando una unidad. Luego, si en el momento de la muerte cogemos todos nuestros datos y le restamos todos aquellos que "murieron" junto con el cuerpo, los datos restantes deberían formar un conjunto unido al alma. Así que si programamos el ordenador para que sólo se fije en los datos activos despues de la muerte, debería dar la imagen de un conjunto de energías influenciadas por sus propias leyes, y que seguramente podríamos llamar "alma".-

- Entiendo. Antes sólo obteníamos algunas ráfagas de energía "versus", o alguna "vibración perpetua" que podría ser comparable a la existente en cualquier objeto de nuestra vida cotidiana. Pero si observamos un conjunto comportándose de una determinada forma, con unidad...-

     Lorena no pudo terminar sus conclusiones. Los monitores del paciente indicaban que estaba sufriendo una parada. El momento había llegado.

    

lunes, 1 de noviembre de 2010

VIDA - 2 -

     Lorenzo Benquimia estaba sentado en la silla de la habitación del hospital donde solía hacer las pruebas con aquellos pacientes, los cuales se ofrecían de forma voluntaria para que el genio del milenio pudiese tomar notas mientras abandonaban el mundo de la vida.
     Observaba como iban montando los equipos en torno a la cama de un anciano paciente que iba a comenzar su viaje en cualquier momento. Mientras, su neófita Lorena discutía con suavidad y racionalidad con el director del centro, el cual exponía sus quejas de forma ordenada y civilizada.
- Lorena, soy un gran admirador del señor Benquimia. Pero, con todo mi respeto, no pueden aparecer sin aviso ni notificación para realizar sus actividades. Usted sabe perfectamente que otras veces ha sido suficiente con doce horas de antelación. Pero en este caso, no podemos acelerar el papeleo de forma tan inmediata.-
- Lo sé y lo comprendo, doctor Ruices. Yo tampoco estoy acostumbrada a este ritmo. Pero si el señor Benquimia quiere que sea de este modo, es porque tiene alguna razón de peso.-

     Y como si su centenaria voz ocupase toda la habitación, Lorenzo Benquimia giró con suavidad pero sin el más mínimo temblor, con una pizca de picardía y buen humor en sus ojos que contepaba con interés la conversación. Habló:
- Digame, doctor Ruices, cuando gane mi cuarto premio Nobel... ¿Prefiere que lo nombre primero a usted y después a su centro, o a la inversa?.-

     El director, el doctor Ruices, no pudo evitar una sonrisa de complicidad y afecto por el que tantos quebraderos de cabeza le había proporcionado durante tantos años, concediéndole los que serían los mejores momentos de su vida. Cogió su libreta y se arregló la solapa de su chaqueta.
- A veces se me olvida con quien estoy hablando. Le deseo lo mejor, profesor.-

     Lorena colocó todos los instrumentos y ordenadores en torno a la cama del paciente, tal y como le indicó Lorenzo. Una vez conectados, solo había que esperar. Obervaba con interés a su maestro. Todavía sin llegar a entender.
- Ya hemos probado todos estos experimentos con anterioridad, con distintas variantes. ¿Porqué debe ser distinto en esta ocasión, Lorenzo?
- Oh, muy fácil. Porque descartamos en el pasado la sencillez de un principio por ser demasiado simple.-
-No entiendo. Necesito que me especifique algo más. Estoy algo perdida en sus razonamientos.-
- Lo entenderás pronto. De momento, enciende todos los ordenadores y anota todos los datos que sean posibles.-
- Pero...Lorenzo. Todavía no hay nada que indique que el paciente vaya a fallecer ya.-
-Exacto. El individuo todavía está sumado en si por todas sus partes. Y es lo que debemos tener en cuenta para poder llegar al resultado que deseamos.-
     Lorena miró con fascinación a su maestro, como comprendiendo en un momento toda la complejidad de su alma, su mente y el universo de su intelecto. Cogió su castaño cabello en un moño. Se movió rápida. Encendió cada artefacto con total seguridad en sus movimientos. Seguridad adquirida después de muchos años de trabajo y esfuerzo.

     Estuvo una hora anotando en su ordenador portátil todas las cifras y cambios que se operaban en estas. Cuando se estabilizaron, se tomo un breve descaso para charlar con Lorenzo.
- Creo que con esto es sufuciente por ahora.-
- Eres maravillosa, Lorena. Si ya fuesen públicos los tratamientos de rejuvenecimiento genético, quizás me lo pensaría. Sólo para poder cortejarte.-

-Bueno, las pruebas ya están finalizando las últimas etapas. Y usted conoce muy bien a todos los científicos implicados. Si quisiera, podría someterse al tratamiento.-
- Lorena, sabes muy bien que no me siento cómodo con ese descubrimiento.-
-Y usted sabe muy bien que todavía no comprendo ese miedo al tratamiento. Desde siempre, el envejecimiento se ha producido principalmente por fallos en las copias de ADN en las células. Años de fallos acumulados es lo que produce lo que conocemos como vejez y finalmente, muerte. Pero se han descubierto zonas del cuerpo humano  donde, por alguna razón, el ADN primario permanece inalterado, intacto. Y gracias  a la "nanotecnología" y a los "pseudovirus de diseño" podemos restaurar cualquier ADN deteriorado, insertandole su secuencia inicial y comenzando de nuevo el proceso. Todos los tejidos viejos son sustituidos por los nuevos en poco tiempo, sin dolor y sin efectos secundarios. Es una segunda oportunidad. ¿Por qué no aprovecharla? ¿Por religión? Si existe alguna divinidad, ¿no cree que nos ha permitido llegar a este descubrimiento porque quiere que lo usemos?

     Lorenzo volvió su mirada a sus manos. Tocaba cada arruga, y las obsrevaba con detenimiento, muy cerca de sus ojos, ya casi apagados.
- Es muy posible que tengas razón, Lorena. Pero por otro lado, la naturaleza siempre ha ido dotándonos a través de la evolución de aquello que necesitamos, y despojándonos de lo innecesario o perjudicial al mismo tiempo. ¿No crees que el cuerpo humano podría haber desarrollado a través de los milenios un mecanismo propio preciso capaz de rescatar ese ADN intacto para reemplazar el viejo? Sin embargo, lo que ha hecho la evolución ha sido aislarlo del resto del cuerpo, hacerlos inaccesible, cómo si quisiera que nunca tocásemos esa esencia que nos hizo ser quienes somos. Es como si la propia naturaleza dijese: Vivid, todos los años que podaís, incluso os doto de órganos para defenderos de cualquier amenaza animal o biológica. Pero nunca toquéis esta parte. Cuando envejezcáis, hacedlo con orgullo, muriendo en vuestra hora. Pero no toquéis las ruedas de vuestro reloj de la vida.
- Y desarrollad vuestra inteligencia para suplir las faltas de las que no os pude salvar.-
     Lorenzo miró divertido a Lorena.
- Lo creeria así, si no se hubiese tomado tantas molestias en sellar ese camino.

sábado, 30 de octubre de 2010

VIDA. -1-

     Todavía faltaban algunas horas para la puesta de sol. Pero todo lo que alcanzaba la vista iba empapándose de esos matices vespertinos de verano que incitan a tranquilas conversaciones capaces de introducirse en el frescor de la noche y la morriña de la madrugada.
     Lorenzo Benquimia estaba sentado junto a la ventana. En una mesita auxiliar tenia el Bardo Todol, el Coran, la Biblia... y una gran cantidad de copias de  libros religiosos  que curiosamente  usaban  como  marca-páginas unas páginas arrancadas con apuntes de física, química, estudios cuánticos y teorías sobre multiversos.
     Su anciano rostro enmarcaba una mirada estática sumida en profundas reflexiones. Llevaba toda la tarde buscando algo, sin saber el que. Y había abierto y repasado páginas de libros que ya había memorizado a lo largo de sus noventa y nueve años. Ahora necesitaba descansar un poco. Miró a su alrededor, y observó como ya estaban distribuidos algunos de los elementos necesarios para celebrar su cumpleaños. Sus cien años, que cumplía esa misma noche. Pero lo que más le llamó la atención fue un gran cuenco decorado que contenía natilla recién preparada para cuando llegasen sus camaradas octogenarios.
     Elevó sus manos para observarlas con detenimiento bajo la vivificante luz dorada. Miraba con minuciosidad y jugaba con las sombras que se creaban en las arrugas y surcos de sus manos. Y como ya solía ser costumbre en él, reflexionaba en voz alta:
- ¿Cómo ha ocurrido? Recuerdo que durante muchos años mi piel no fue así. La tenía delante mía cada día, a cada momento. Pero, ¿cómo ha ocurrido esto sin apenas darme cuenta?. El tiempo ha conseguido engañarme...no, engañarme no sería correcto. Pues veía lo que realmente ocurría con el paso de las décadas. Pero, cómo ha logrado mi viejo amigo Tiempo, que vea mi propia decadencia como... si esa arruga que estaba ahí siempre hubiese formado parte de mi. Una y otra, sumadas, cortando mi rostro. De forma que cada día   pensaba que siempre había sido así. Ante tal inteligente amigo, y enemigo, no me queda más remedio que quitarme el sombrero y reverenciar con admiración a formidable estratega.
     Tanto tiempo a pasado. Cuando creía que lo percibiría como aburrido y casi interminable. Y ahora que estoy aquí, en este momento pienso...¿Ya está?, ¿Esto es todo?, ¿Qué es lo que he hecho?. Todo el esfuerzo de una vida para desaparecer, sin más. Sin llegar a encontrar las respuestas que debo compartir con otros.-

     Y es cuando las reflexiones del viejo sabio son interrumpidas por su joven aprendiz, Lorena:
- ¿Sin encontrar respuestas dice mi instructor? No sabía que la modestia fuese una de las lecciones que pretendía enseñarme. Ha descubierto instrumentos excepcionales con los que usted mismo fue capaz de mostrar al mundo formas de energía, leyes físicas y moléculas que toda la sociedad científica no solamente ignoraba, sino que nunca imaginó que existiese. A cambiado el rumbo y sentido de toda la raza humana, su futuro y su destino. No logro vislumbrar qué ocurre dentro de su privilegiada mente como para que usted afirme que va a desaparecer sin rastro.-

     Con una sonrisa, Lorenzo paseó su aceitunada mirada por una ciudad joven, bañada por luz dorada. Y fue subiendo su vista lentamente, como palpando aquello que veía, hasta que se encontró con el cielo.
     - Mi hermosa y perspicaz Lorena. Todo lo que he descubierto, todo lo que he hecho no era más que intentos de pasos para caminar hacia un descubrimiento mayor. Algo que debido a su inmensidad y a la incompetencia del ser humano para estudiarlo decidieron que debía ser catalogado como "inexistente". Algo tan antiguo y aparentemente sencillo como la creencia en la vida después de la muerte. Era mi respuesta buscada. Todas mis innovaciones no eran más que sencillas batallas ganadas en una guerra que estoy destinado a perder. Piezas de puzles que no logré conectar. Partes que suman un todo...-

     Repentinamente Lorenzo dejó la boca formando el último fonema pronunciado, con el rostro pálido y los ojos abiertos todo lo que su fisonomía permitía. Lorena, alarmada intentaba que reaccionara:
-Profesor...Lorenzo, señor Benquimia. Qué le pasa... hable.-

     El viejo sabio volvió en sí, agarrando por el brazo a su fiel alumna.
- Soy un inepto, un necio, incompetente, nulo, bobo, zoquete, burro... Era tan sencillo como sumar y restar, y no lo vi. Jamás pude verlo por mis aires de grandeza, por querer eludir aquellos obstáculos que otros no pudieron.  Y tú dices que soy humilde...soy el más arrogante y soberbio de todos los científicos que han pisado este sagrado planeta. Pero, todavía puedo enmendar mi error. Todavía no es irreparable.
Lorena, pide cita con nuestros colaboradores en el hospital. Llama a todos los mozos que estén disponibles. Alquila todos los medios de transporte necesarios. Tenemos que llevar una vez más nuestros equipos de investigación.-

- Lorenzo, ya le conozco desde hace tiempo como para no sorprenderme por estos arrebatos. ¿Qué equipo quiere que llevemos en esta ocasión?.-

-Todos y más, Lorena. Necesito el ordenador más potente que puedas encontrar, con el mejor software. Y que usted busque al mejor informático que le sea posible. Presto. El tiempo es oro, y en mi caso, es literal.-

    

PRESENTACIÓN

     Buenas tades. Soy Juan José España España, mediterraneo-ibérico de nacimiento. Soy un ciudadano más que ha decidido escribir un blog. Mi primer blog.
     En este blog no voy a hablar sobre mi rutina diaria, sino que escribires historias fantásticas, por las que siempre he sentido cierta pasión. No soy escritor profesional, ni tengo ninguna profesión relacionada con la creacion novelista. Pero es algo que me permite desahogarme cuando me siento bloqueado. Espero que al menos pasen un tiempo ameno con lo que escribo. Y también espero ser capaz de almenos concluir la historia que tengo en mente.
     Gracias a todo el que tenga interés, y lo siento si alguien siente que ha perdido el tiempo.

Juanjo España.2010.